lunes, 26 de septiembre de 2011

padre de la iglesia occidental- san leon magno

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resumen del libro el mundo de sofia parte dos civilizaciones

DOS CIVILIZACIONES
El misterioso filósofo llamado Alberto Knox le comunicó que no quedaba mucho para que se vieran. Mientras iba a hablarle del cristianismo y su penetración en el mundo grecorromano.
La civilización europea tiene dos raíces, la judía y la indoeuropea.
Indoeuropeos
Hace 4000 años los indoeuropeos estaban establecidos en las regiones del Mar Caspio y el Mar Negro. Pronto se inicia su migración hacia el Suroeste(Grecia, Italia y España), el Sureste(Irán e India), el Oeste(Europa Central hasta Inglaterra y Francia) y el Noroeste(desde el Norte de Europa hacia Europa del Este y Rusia).
En todos estos lugares se mezclaron con culturas pre-indoeuropeas, aunque la religión y la lengua predominante fueron las indoeuropeas.
La cultura Indoeuropea se basaba en la fe en múltiples dioses y entre las culturas indoeuropeas había semejanzas, por ejemplo, veían el mundo como un drama entre el bien y el mal, todas ellas.
Los indoeuropeos intentaron conseguir verdaderos conocimientos sobre la naturaleza y tenían una visión cíclica de la Historia, ya que no tiene ni principio ni fin.
A su vez, en cuanto a las religiones eran panteístas, lo divino está presente en todo.
Los semitas
Estos vienen de la península Arábiga y se extendieron por el mundo. La historia semita y sus religiones han llegado lejos gracias al cristianismo y el Islam.
Tanto el Cristianismo, el Judaísmo como el Islam tienen bases semitas.
El Cristianismo tiene bases semitas pero en el Nuevo Testamento se mezclan con escritos en griego y en latín y la filosofía helenística.
En cambio, los judíos tienen una visión lineal de la historia, empezó cuando Dios creó el Mundo y acabará el día del Juicio Final, y Dios interviene en ella.
Por ello Jerusalén es hoy un centro religioso y de violencia porque no se ponen de acuerdo en la soberanía religiosa de la ciudad eterna.
Las tres resaltan el abismo entre Dios y su Creación. Se dedican más a la lectura y a la oración que a la contemplación y a la meditación.
Israel
El Cristianismo tiene antecedentes judíos.
En el año 1000 a. de C., hubo tres reyes en Israel, Saúl, David y Salomón, entonces Israel estaba unido y vivía una época de grandeza.
Los reyes eran intermediarios entre Dios y el pueblo, eran los Mesías.
Luego Israel se dividió en Israel y Judea. En el año 722 a. de C. el norte fue invadido por asirios y en el año 586 el sur fue conquistado por babilonios.
Los judíos se preguntaban por qué se había disuelto su reino y estaban sometidos a tantas desgracias, por ello creían que Dios los había castigado por su desobediencia y por haber incumplido los mandamientos.
Pasaban los años y surgían profetas que decían que se acercaba el día del Juicio Final. Otros decían que Dios salvaría a unos pocos.
Jesús
En la época de Jesús había gente que pensaba que llegaría el nuevo “Mesías” como un líder, un salvador que acabaría con el sufrimiento judío.
Jesús llegó con palabras como “hijo de Dios”, “reino de Dios” o “Salvación” y las masas le reconocieron como el salvador del pueblo. A pesar de esto, Jesús dejó claro que no era ningún rebelde militar ni político, al contrario, predicó la salvación y la misericordia de Dios para todos los hombres y mujeres. Esto era escandaloso para algunos y lo ejecutaron.
Según el cristianismo Jesús murió por los hombres, asumió la culpa de los hombres para que pudiéramos reconciliarnos con Dios y salvarnos de su castigo, tuvo una muerte redentora.
Pablo
Pablo, poco después de la muerte de Jesús, se convirtió al cristianismo y convirtió a esta en una religión mundial.
Más tarde viaja a Grecia y enseña la doctrina a los griegos, así existe un choque entre la filosofía griega y la doctrina cristiana. Pablo les enseñó un dios diferente que lo era todo, ya no era un dios desconocido como hasta ese momento.
Para Pablo el dios cristiano es un Dios que interviene en la Historia.
En el transcurso de 300 o 400 años todo el mundo helenístico se había cristianizado.
Credo
A Pablo y a sus seguidores se les planteó la cuestión de si era necesario que los que no son judíos tienen que serlo antes de convertirse al cristianismo. Pablo pensaba que sí, porque el cristianismo dirige a los hombres a un mensaje universal de salvación.
Para ello, la iglesia aclaró en que consistía su doctrina en los “Credos”, resumen de los dogmas cristianos más importantes.
El mensaje más importante fue que Dios se había convertido en un hombre y que era un Dios perfecto y un hombre prefecto.
Post Scriptum
Estamos a punto de entrar en la Edad Media, que duró unos 1000 años. Tenemos que darnos cuenta de las raíces históricas, solamente así seremos seres humanos, más que unos monos, así evitaremos flotar en el vacío.

padres de la iglesia occidental

3. Padres Occidentales
3.1. San Ambrosio 
El primero de los grandes Padres occidentales fue, por encima de cualquier otra consideración, un personaje histórico de gran relieve: San Ambrosio(333-397), que desarrolló una notable actividad literaria de exégesis bíblica y predicación, pero estuvo, además, en el centro de la actualidad, en una apoca singularmente conflictiva y difícil. Ambrosiofue un genuino romano, y esa cualidad se deja sentir tanto en su brillante carrera civil como en su gobierno pastoral de obispo de Milán, a cuya sede fue elevado por aclamación popular, siendo todavía simple catecúmeno.
Correspondió a San Ambrosio el honor de administrar el bautismo a quien habría de ser el mayor de los Padres occidentales, San Agustín. Le tocó en suerte también ser amigo y consejero de tres emperadores y excomulgar a uno de ellos —Teodosio el Grande— por la matanza de Tesalónica; pero a su muerte hizo de él un impresionante elogio fúnebre, tan sentido como la oración que pronunciara años antes en memoria de su antecesor Valentiniano II. La fama de Ambrosio trascendió a su sede episcopal —Milán—, cuyo prestigio se acrecentó considerablemente, no sólo en Italia del Norte, sino también en otras regiones del Occidente latino.
3.2. San Jerónimo (342-420)
El Occidente romano dio también a la historia cristiana su más insigne cultivador de la Sagrada Escritura: el dálmata Eusebio Jerónimo (342-420). Merece la pena destacar que Jerónimo, como la mayoría de los Padres de la Iglesia, no vivió una existencia recoleta, consagrada a los estudios y de espaldas a las realidades de su tiempo. Antioquía y Constantinopla, Tréveris y Roma fueron sucesivas residencias de San Jerónimo, que terminó por establecerse en Belén, la ciudad natal de Jesús.
Jerónimo fue también algo muy distinto a un erudito intelectual o un puro hombre de estudio. Polemista apasionado, promovió con entusiasmo el ascetismo en su labor de dirección espiritual de nobles damas de la aristocracia romana. Su obra como historiador y exegeta es muy notable; massu gran legado ha sido la traducción de numerosos libros de la Biblia, directamente del hebreo o arameo al latín. Esta versión es la célebre Vulgata, cuya «autenticidad», declarada por el Concilio de Trento, significa que en materia de fe y costumbres está exenta de error. A Jerónimo se debe también la primera historia de la literatura cristiana: los «Varones ilustres», que fue continuada por Genadio de Marsella.
3.3. San Agustín (354-430)
El principal Padre de la Iglesia y una de las figuras cumbres de la historia cristiana, y aun de toda la humanidad, fue el africano Aurelio Agustín (354-430). Sus «Confesiones» —autobiografía espiritual desde la infancia hasta su conversión— es una obra maestra de la literatura universal, que conserva intacta su modernidad a través de los siglos e interesa al lector de todos los tiempos.
San Agustín comentó el Antiguo y el Nuevo Testamento y trató los grandes temas de la Teología, que gracias a su aportación experimentó decisivos avances. Hombre de su época, Agustín se interroga acerca de los acontecimientos históricos que se sucedían ante sus ojos, y en especial la ruina del Imperio romano de Occidente, abatido por las invasiones bárbaras, justamente cuando había llegado a ser un Imperio cristiano. Los paganos interpretaban estas desgracias de Roma como un castigo de los dioses, por haber abandonado la vieja religión.Agustín escribió en respuesta «La Ciudad de Dios», ensayo de Teología de la Historia y tratado de Apologética, en el cual se pregunta por el sentido de los tiempos y el plan de la Providencia divina.
En su ancianidad, experimentó de cerca la inclemencia del tiempo que le tocó conocer y murió en su ciudad episcopal de Hipona, cercada por los vándalos. El título de Doctor gratiaecon el que es conocido en la historia de la Teología recuerda especialmente el largo esfuerzo desplegado por él para combatir la doctrina racionalista de Pelagio sobre la gracia. La Iglesia de Occidente cuenta también entre sus Padres a dos papas a los cuales la historia les atribuye el apelativo de «Magno»: León y Gregorio.
3.4. San León Magno y San Gregorio Magno
León I —tal como se ha visto— contribuyó de modo sustancial a la formulación del dogma cristológico. La teología del Primado romano y su fundamentación escriturística en el Primado conferido por Cristo a Pedro se debe igualmente en buena parte a San León.
El otro papa «grande», Gregorio (540-604), es ya un romano proyectado hacia el Medievo. Mucho había cambiado el mundo en pocos siglos: si el contexto histórico del primer gran Padre de la Iglesia, Atanasio, fue el Imperio constantiniano, el horizonte vital de Gregorio Magno —tanto o más que la lejana Constantinopla— era la Italia longobarda, la España visigoda y la Francia merovingia. Las obras de Gregorio —los «Morales» o los «Diálogos»— las leerán con avidez los hombres de la Edad Media; y el canto «gregoriano» se conservó vivo en la Iglesia hasta nuestros días.
3.5 San Isidoro de Sevilla
Un español —San Isidoro de Sevilla (636)— puede considerarse en rigor como el último Padre occidental. Sus «Etimologías» fueron la primera enciclopedia cristiana, y su misión, la de ser el maestro del Occidente medieval, al que hizo llegar las riquezas de la sabiduría de la Antigüedad.